sábado, 24 de marzo de 2012

Convergencia incompleta


Parecía que las llantas levitaran sobre el pavimento, parecía que la lluvia llegara como un ejército dispuesto a conquistarlo todo, parecía que el tiempo se acelerara para dejarnos a todos atrás…

En este momento ya no importa nada, moriremos inevitablemente de una u otra forma y no habrá manera de impedirlo, es dedicarnos al goce o a la trascendencia. Es como cuando la peste azoto a Europa, solo que esta vez es en menor escala. Nadie entendería. Si yo pudiera volar ya hubiera sido Prometeo, hubiera traído la salvación a nuestro mundo y no andaríamos todos destrozados.

Esto fue un asunto serio.

A la hora de la verdad siento que no importa mucho donde va el punto o la coma si se logra transmitir la idea. No quiero que mis pacientes escojan una manzana antes que una golosina, si pudiera inyectarles azúcar en lugar de insulina lo haría. Aun odio las superestructuras semánticas, y no me hablen de las macroestructuras, la inyección letal no es divertida.

Letal… letal… como me da vueltas esa palabra. Letal ella, letal todos. Letal un abrazo, un beso y un roce. Letal un cuchillo, una navaja y una noche de copas. Letal el ánimo exaltado, las luces titilantes y los problemas en la calle. Mucho cuidado, a mí ya no me gusta salir de noche.

Nos morimos, despacio y ni te das cuenta.

Son esos momentos desesperantes en los que sientes que cinco tipos de traje blanco, calzoncillos curiosos, sombrero a la no-moda y bastones negros te acorralan en un callejón de película americana. Es entonces cuando miras al piso y ves que ese día unos niños dibujaron una rayuela, jugaron a ir al cielo y al infierno y luego se fueron… y ahora estas aquí, acorralado y bien jodido. No puedes ponerte a jugar la rayuela de citas graficas-musicales- literarias infinitas de las que solo conoces dos cuadros y lees un pedazo de tiza que quedo tirado en la esquina del basurero.

Entonces ves a los peces caer pesados sobre la ciudad, intentas escapar pero el frio se te sube por la espalda, se te mete y te paraliza. Ahí viene un pez:
-¡Imbécil! Mamá te dijo que no le dieras la espalda a la ventana, entraba mucho el frio.
-Lo siento, simplemente se me olvido ponerme la chaqueta.
-Sabes que te da asma cuando te expones al frio. ¿Quieres morirte?
-No, no quiero.
-Ah bueno, entonces adentro. Estas castigado.

No siento necesidad de que nos presentemos, de una u otra forma, en esta u en otra vida ustedes y nosotros ya nos conocemos, no es necesario vernos al espejo.

Intentar expresar una idea clara o una serie de hecho de manera lineal y estructurada es una tarea un poco difícil. Más si se el autor se empeña en lograr una descripción detallada del lugar o de la situación en la que el personaje se está viendo atrapado. Es como intentar desenredar esto: La cabeza de un niño sueña con un final  apocalíptico. En realidad sucede algo así dentro de su mente, pero su hermano no lo deja concentrar, así que intenta con algo más sencillo: Una nutricionista de camisa morada. Es fácil recordarla por que la vio de noche y la invito a beber Vodka; así que su mente procurara fastidiarlo lo más que se pueda durante toda la noche. Entre tanto el hermano del niño piensa en que está bien metido en problemas, en la noche lo chuzaron y no sabe si tienen chica o no. Pero esto no le importa al niño porque está concentrado en la nutricionista de los anuncios de neón.

Tranquilo chico, es toda cuestión de que confíes en mí. No te dejare, todo se pondrá mejor. Encontraremos un bar en donde emborracharnos, te voy a abrazar como nunca lo he hecho (por qué no me gusta tocarte, entiéndeme) y luego, mientras duermes te dejare un mensaje en el espejo que diga alguna mentira para que no te me entristezcas mucho. Luego de eso voy a conseguirme otro chofer e iré a buscar algo que hacer en a ciudad. Créeme, te quise en serio.

Y sabemos que nos vamos a morir nena. Te digo que es mejor que nos durmamos todos.
-Entonces muchachos, para la próxima clase quiero que tome cada uno de los párrafos y que aíslen la idea principal. Ah! Por cierto, aquí tengo sus calificaciones, pasen a recogerlas. Adiós.

Se va la maestra, los alumnos se ponen de pie, algunos cuchichean y otros van directo al escritorio de la maestra. Cada uno toma su examen y empiezan a comparar notas.

-¿Cuánto sacó?
-Mierda, tres dos, ahora sí que me tiro la materia. ¿Y usted cuanto sacó?
-Cinco, menos mal.
-¿Qué hizo viejo?
-No tengo idea…

¿Recuerdas cuando manejamos ese auto a más de 100 km/h?  Que sentíamos como las llantas se deslizaban sobre la carretera llena de agua. ¿Te acuerdas? Sacaste la cabeza por la ventana y dejaste que la lluvia te corriera el maquillaje, te veías más flexible y tranquila, como si o acabáramos de robar una estación de gasolina al mejor estilo de las películas. Seguramente terminaríamos como coladores, como Bonnie and Clyde en una encrucijada… pero que importa, estábamos que nos morimos y aquí estamos todavía, corriendo a 99 Km/h. No entiendo mi manía de hablar en pasado. Aquí esta nuestro sarcástico dios y nuestro absurdo placer.

Ahora el propósito está en saber que hacer ahora. Si nos estamos muriendo y no pude hacer nada para salvarlos por lo menos debería conseguir una forma para distraernos. No sé, pero anoche se me ocurrió hacer unos títeres de papel, eso seguramente los distraerá. Les contare una historia que se cómica y que les haga olvidar nuestras penas. Los hare felices, de todas formas nos vamos a morir… hare que no estemos tan jodidos, no esta noche.

Tan solo di  una palabra y listo. Puedo ser más frio que el hielo del congelador.

El joven tomo de la mano a su hermanito, miro a la derecha y no venían ningún auto, miro a la izquierda y tampoco venia nada, así que su cerebro le dijo a sus piernas: “Señoritas, a trabajar, muevan este armatoste al otro lado de la calle.” Las  piernas muy obedientemente empezaron a moverse, lo que el cerebro no se dio cuenta es que de la esquina derecha venia un Ford clásico a una velocidad impresionante que no le dio oportunidad de reaccionar y que mando todo su imperio a volar 4 metros sobre el nivel del suelo.
Alcance a creerte cuando me dijiste que querías que llegáramos juntos a la Ciudad, pero simplemente querías llegar antes de que él se fuera para darle un beso de despedida. Me tomaste como tu segundo chofer porque el chico que se disfrazaba de criatura había muerto por una picadura de escorpión.  En fin, aun vamos en este automóvil y no das dinero para la gasolina, nena escúchame, se acaba la gasolina y a pesar de que no vallas del todo aquí tienes que aportar porque yo ya me duermo y puede que terminemos estrellándonos con algo o alguien. Las luces empiezan a fallar. Creo que… siento que… si, me estoy perdiendo…

A la señora fatalidad no le gusta avisar cuando va a llegar.

Si alguien se dio cuenta ya todos están muertos. Fueron cuatro cuerpos jóvenes que se recibieron: un muchacho de unos 15 años, un niño de unos 6 o 7 (que lastima que un niño tan pequeño muera) y un par de jóvenes de aproximadamente unos 21 años que no tenían documentos. En serio, me parte el alma ver a gente tan joven morir. Los padres de estos niños están afuera esperando, destrozados… nada más que decir, no quiero llorar, la vida sigue pero no nos incumbe. Cambio y fuera. 

sábado, 3 de marzo de 2012

Hielos atomatados

-Me duele la lengua 
-Te dije que el hielo no se tragaba así
-Quema
-Sopla para adentro
-¡Ahh, ya!
-¿Ya?
-Si, ya
-Bueno
-Hueles a madera
-¿Y como es eso?
-No se, creo que sucede cuando compartes mucho tiempo con los árboles
-Tu tienes pasto aquí, y aquí
-¿De qué te ríes?
-Es gracioso
-El pasto no es gracioso
-El pasto no, pendejo, estar aquí
-¿Porqué?
-Cuando llamaste me estaba preparando un sandwich
-Con tomate
-¡NO!
-Al parecer aún te da asco
-Ya no lo supero
-Y,¿Entonces?
-Y entonces, qué
-Nada
-Pues nada
-No te creía capaz de aceptar esto
-Ni yo
-¿Quieres?
-No
-¿Porqué?
-Me produce agrieras antes de las tres... Pareces chimenea asmática
-¿Me pasas el encendedor?. Gracias.
-No había notado esta cicatriz
-Es reciente, me mordió un perro hace seis meses
-Por joderlo
-Por güevón, creía correr más rápido
-¿Hace cuanto te dejaste crecer la barba?
-No recuerdo
-Me hace cosquillas fastidiosas
-A mi me gusta
-Yo no dije que me molestaba
-Todo igual
-Sí, tu entiendes
-No entiendo nada
-Detesto cuando te haces el idiota
-No me hago nada, hablo como sale
-Piensa un poco más
-¿Eso te funciona?
-Le funciona a todos
-A mi no
-¿Para qué la Polaroid?
-Para tomar fotos
-Eso lo se
-¿Entonces para qué preguntas mujer?
-No te dejas ayudar, estás jodido
-Estamos
-Yo no
-Por lo menos no me traumé por un gusano
-Era asqueroso
-Me ha pasado y no por eso desecho la comida de mi dieta
-Es diferente
-No
-Los tomates no son indispensables en mi vida
-¿Yo tampoco?
-Hablo de tomates
-Responde
-Qué
-Lo sabia
-Qué
-Me desechaste cual tomate con gusano
-No
-Si
-¿Porque llamaste?
-Llovía
-Y qué
-Que de qué
-Ah, YA NADA
-Nada
-¡PUES NADA!
-Hielo
-¡Que NO!
-Quema
-Está frío, no jodas
-¿Soplo o soplas?
-¿Importa?
-No sé
-Entonces
-¿Quieres tomate?
-Largate a la mierda
-Querida, estamos aquí hace dos días
-Lo olvidaba, solo... No te quemes más con hielo.